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Por Matías FratiArgentina04 de Marzo

Alerta Mercosur: Brasil se abrirá camino solo

La diplomacia brasileña analiza junto a funcionarios de Hacienda del vecino país, plantear una "flexibilización" a la Decisión 32/2000. Esto quiere decir la facultad de negociar unilateralmente, sin la necesidad del acompañamiento del bloque. ¿Es esta la defunción del Mercosur?

Hay un dato concreto de la realidad: Brasil tiene la necesidad de sostener una población mayor a 220 millones de habitantes. Y necesita de un contexto de mayor libertad para convenir con otras naciones, sin la aprobación de los socios del Mercado Común del Sur (Mercosur). Máxime cuando la Argentina -el segundo en tamaño e importancia- descree de la integración como está planteada hoy en el mundo.

A fin de mes habrá una importante cumbre presidencial, en ocasión de conmemorarse los 30 años de la fundación del bloque. Y, paradójicamente, por estos días se habla de la virtual ruptura. Porque si Brasil logra aflojar la D32/2000 estaríamos en presencia de eso, una virtual ruptura.

 

Argentina descree de la integración como está planteada hoy en el mundo.

 

Ernesto Araujo, ministro con decisión y fortaleza en el gobierno de Jair Bolsonaro, trabaja en la cuestión. Y desde Brasilia se dice que ni Argentina ni los otros dos socios Paraguay y Uruguay son ajenos al planteamiento que traería el funcionario brasileño a la cumbre.

Con la decisión casi tomada, todo suena a un divorcio unilateral del que las otras partes no tendrían demasiadas oportunidades para reconstruir sus chances de continuación. Porque lo profundo es que Brasil no siente que el Mercosur sirva a las necesidades suyas y tiene razón. Es decir, las velocidades de los países son disímiles y las asimetrías económicas cada vez más profundas.

¿Dónde se van a parar Paraguay y Uruguay en esta cuestión? Si la Argentina toma el camino de negociar con China y Rusia -y el bloque tácito que conforman con otros países del pensamiento comunista o neocomunista como Irán, Cuba, Venezuela o incluso algunas naciones de África con poca posibilidad de pago de sus compromisos- es seguro que Brasil se llevará como locomotora del tren a paraguayos y uruguayos a oportunidades comerciales que abra con países alineados al libre comercio.

En la actualidad, el Mercosur podría avanzar más decididamente en acuerdos ya esbozados con Japón, India, Vietnam, Indonesia, Corea del Sur, Canadá, Estados Unidos, y más. Todas naciones con las que hoy existen negociaciones entabladas pero que también requieren aprobación de los miembros plenos del Mercosur para que se puedan concretar. Y esto se demora porque Argentina entiende que ese no es el camino. De hecho lo dijo puntualmente el canciller Felipe Solá, públicamente, y se lo hizo saber a sus pares en una reunión de cancilleres del Mercosur.

 

Repercusiones negativas

Si ocurre lo que parece que se va a cristalizar –esta flexibilización de la D32/2000-, las consecuencias pueden ser negativas para la nuestro país. Y en eso hay que tener una mirada integral: el país no es el gobierno, sino la gente. Y la gente está compuesta por personas que necesitan trabajar y requieren de otras que decidan producir. Pero sin condiciones de comercio apropiadas la producción y el trabajo serán amenazadas.

Disociada de Brasil son pocas las chances de que Argentina se integre a acuerdos de alta productividad con otros países del mundo. Pero, además, todo esto derivará en la aplicación de barreras arancelarias entre los socios del Mercosur cuando quieran comerciar entre ellos y la disminución de acceso de las empresas nacionales a nuevos mercados, donde los precios sean fijados por efecto de la oferta y la demanda y no de manera arbitraria o por razones geopolíticas. Esto último ocurre con China y se agravará con el transcurso de los años, en pos de la dependencia que la Argentina está construyendo con el gigante asiático.

Se vienen tiempos donde hay que mirar mucho hacia afuera. Mientras el coronavirus, las vacunas escasas y los escándalos de política de pacotilla acaparan la atención de los medios de comunicación argentinos y distraen a la población con rencillas que poco ayudan a construir una Nación, la verdadera política, que es la política exterior, se desarrolla en un sentido contrario al que la Argentina cree que debe orientarse.

 

Matías Frati – Director
ADNEmpresario

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