Por Matías FratiArgentina19 de Julio
Las 4 claves para atender en el trimestre: dólar, inflación, salarios y elecciones
Lo primero por destacar es que tenemos que mirar un tablero de cuatro "drivers" o controles, como mínimo, que no se tienen que desajustar. Esos controles son el dólar, la inflación, los salarios y las elecciones.
En septiembre se producirán las elecciones primarias y, hasta entonces, todo girará alrededor de lo que ocurra con el Gobierno y la oposición. Expectativas es la palabra que define el tiempo por venir.
Como sucede normalmente, en los años impares los actores privados de la economía toman distancia y gana terreno el Estado. Desde los grandes inversores hasta los más pequeños empiezan a evaluar el riesgo de una economía débil, que se hace muy lábil cuando la política toma efervescencia.
Desde un inversor que no apuesta hasta después del resultado electoral hasta quien tiene una propiedad a la venta, todos especulan con los números posteriores a los comicios para ver cómo sigue la historia.
Cuatro variantes
El dólar es la primera de ellas. Por estos días el informal subió mientras que el Gobierno mantiene a raya -lo más que puede- el oficial. Eso genera que el precio del dólar solidario aumente menos que la inflación. El mercado descuenta que, a corto plazo, eso que llaman "pisado" se irá corrigiendo y provocará una devaluación. Puede que sea de todo lo que la decisión oficial de tenerlo bajo genere como diferencia contra la inflación del año.
La segunda es la inflación. Un poco relacionada con la anterior pero no directamente en línea. Porque a esto se le debe "netear" el tiempo que demoran las decisiones. Es decir, cuando se pisa el dólar y se acumula expectativa negativa, la válvula de escape suele demorar algunos meses hasta que descomprime. En el medio los datos duros: 50% proyectado para el año y la merma de inversión en la oferta, que genera menos producción de bienes y servicios y, por ende, mayor tensión en el precio de los existentes por el lado de la demanda.
Los salarios también juegan, porque empiezan a quedarse frenados. Lo peor que ocurre es que el poder adquisitivo o de compra de los trabajadores empieza a perder. No ya contra la compra del metro cuadrado de construcción sino contra los alimentos. Y cuando eso pasa, mucha gente empieza a caer en la pobreza.
Finalmente la variable que más incertidumbre genera sobre las otras es las elecciones. Argentina vive en los años impares la crítica circunstancia de que todo se mide con el tiempo electoral. Es decir, al calor de lo que vaya a ocurrir. Y eso genera ruido en el clima de negocios. No porque las elecciones sean malas. Todo lo contrario. El problema es que la clase política no ha sido madura para definir un núcleo fundamental de políticas de estado que no sean alteradas a pesar de los cambios de signo políticos en el turno de gobierno. Y eso agrega preocupación.
Hasta noviembre, nuestro país transitará un segundo semestre más complejo de lo normal. Porque a la habitual disminución de ingreso de dólares por exportaciones se le suma el cotillón de la campaña.
Y en economías débiles como la nuestra, ese es un factor de riesgo imponderable al que la mayoría de los inversores serios, desde una industria hasta un pequeño comerciante, le trata de escapar.
Matías Frati – Director
ADNempresario
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