Por Marcelo Capello y Nicolás CámpoliArgentina27 de Marzo
¿Cómo entender el panorama económico que viene?
Para entender los números fiscales actuales y el desafío existente a futuro, conviene comparar con la situación de 2015, último año del segundo gobierno de Cristina Fernández, que se caracterizó por niveles altos de presión tributaria, gasto público y déficit fiscal. Esto por cuanto desde 2016 se produjeron 3 grandes cambios en la tendencia fiscal:
i) Leve reducción en la presión tributaria, con posterior reversión parcial,
ii) Aumento en las transferencias fiscales a provincias, tras fallo de la Corte Suprema a fines de 2015 y por compensaciones a la provincia de Buenos Aires (BA), y
iii) Leve reducción en el gasto primario nacional, especialmente por licuación inflacionaria.
En el año 2022 las transferencias automáticas a provincias resultaron equivalentes a 7,9% del PIB, cuando en 2015 representaban 7,2%. No obstante, en 2022 se entregaron menos transferencias discrecionales a provincias: 0,8% en 2022 versus 1,1% en 2015. En términos brutos (transferencias automáticas más discrecionales), las provincias salieron ganando, con transferencias totales por 8,7% del PIB en 2022, versus 8,3% en el año 2015.
Entre 2015 y 2022 el déficit primario nacional bajó 0,9 puntos del PIB, a pesar que en ese lapso bajó la presión tributaria nacional (-1,7% del PIB) y aumentaron las transferencias a provincias (0,4 puntos del PIB). La explicación se halla en que, en los últimos 7 años, punta a punta, cayó 2,8% del PIB el gasto corriente primario (sin incluir transferencias corrientes a provincias) y bajó 0,5% del PIB el gasto de capital nacional (sin incluir transferencias de capital a provincias)
La caída en el gasto corriente se explica, a su vez, con una licuación de 0,9% del PIB en el gasto salarial y de 1,4% del PIB en el gasto en Prestaciones Sociales (Jubilaciones y pensiones contributivas y no contributivas). En cambio, en los últimos 7 años aumentaron las erogaciones en subsidios económicos (0,3% del PIB), especialmente subsidios en energía y transporte, y asistencia social a familias y planes de empleo.
Algo similar ocurre en provincias, en que el resultado fiscal primario pasó de negativo a positivo: la explicación radica especialmente en la reducción (licuación) del gasto público, dado que el gasto corriente primario bajó en 1,9 puntos del PIB entre esos años, mientras el gasto de capital lo hizo 0,4 puntos porcentuales.
Columnistas Invitados - Marcelo Capello y Nicolás Cámpoli
Editorialistas del IERAL - Fundación Mediterránea
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