Le ganó el sábado a Rafael Nadal y parecía que tocaba el cielo con las manos, al alcanzar las semifinales del Abierto de Roma, uno de los torneos de polvo de ladrillo más importantes del planeta, después del legendario Roland Garros francés.

Y horas más tarde, el domingo, dio otro paso importante al imponerse en la semifinal al canadiense Denis Shapovalov. Con este triunfo quedó muy cerca de meterse en el top ten, es decir que acaricia la posibilidad de entrar en el selecto grupo de los diez mejores jugadores del planeta.

Pero claro que delante de él habrá una difícil resistencia. La del mejor jugador del globo, el serbio Novak Djokovic, que también quiere llegar al abierto parisino de la mejor manera. Y la forma es ganando este torneo italiano.

El año pasado, Djokovic frustró las aspiraciones del tenista porteño cuando lo frenó al vencerlo en las semifinales de este mismo certamen, tras un excelente partido jugado por "el Peque", en el que dio todo para quedarse con el triunfo pero no le alcanzó.

Ahora, se volverán a ver las caras en una instancia superior, la decisiva, y nada mejor que tomarse revancha en esta ocasión, donde el sabor de la victoria puede significar un pasaporte al top ten para el argentino. Eso se develará hoy, ni más ni menos que en un duelo a todo o nada.