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Monday, Diciembre 09, 2024
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Economía02 de Octubre

Preocupa en Argentina el alcance que pueda tener la crisis económica china

Menos demanda de consumo es la forma más evidente de medir cómo puede impactar en nuestro país la crisis que atraviesa el gigante asiático. Ya se especula con caída en compra de commodities, soja y carne. También reducción de inversiones.

 

Un escándalo de proporciones mayúsculas conmueve los cimientos del poderoso sector inmobiliario chino, y amenaza impactar a la Argentina y al resto de las economías emergentes que tienen alta dependencia de China.

Se trata de la caída de Hui Ka Yan, el multimillonario fundador de la inmobiliaria Evergrande, cuyo riesgo de colapso amenaza recortar el crecimiento que China proyectaba para este 2023, y al menos el 2024. Evergrande tiene una deuda monumental de US$ 300.000 millones, equivalente al 60% del Producto Bruto de la Argentina.

El tema es seguido de cerca por el sector agroindustrial y los grandes frigoríficos argentinos, ya que si China desacelera su crecimiento podría demandar menos commodities, justo en un momento en que la Argentina necesita recuperar parte de lo perdido por la sequía este año. Las exportaciones de la agroindustria representan la mitad de lo que el país le vende al mundo. Además, la Argentina realiza fuertes embarques de carne al gigante asiático.

El país exportó a China más de US$ 350 millones en agosto último, el 10% del total de las ventas al exterior de ese período, según el INDEC. La perspectiva es duplicar el nivel de exportaciones el año próximo y alcanzar, en el año, los US$ 7.900 millones que se habían logrado en 2022.

Hui, el magnate de la construcción que alguna vez llegó a ser el hombre más rico de China y penetró las más altas esferas del poder, ahora está bajo control policial en un lugar desconocido acusado de delitos financieros, mientras Evergrande colapsa arrastrando a buena parte del sector inmobiliario de la segunda economía mundial.

El fundador de Evergrande está en serios problemas y hasta podría frontar una larga pena de prisión, ya que el Partido Comunista lo acusa de diversos desfalcos y otros delitos financieros a gran escala.

El multimillonario de 64 años -que está al frente de la empresa inmobiliaria más endeudada del mundo- llevaba varias semanas desaparecido, y ahora se supo que está preso.

Evergrande publicó un comunicado en el que señala que Hui "ha sido sometido a medidas obligatorias de conformidad con la ley debido a sospechas de delitos ilegales", sin dar más detalles.

A medida que se agudiza la profunda crisis financiera de Evergrande, que alguna vez fue el promotor inmobiliario más valioso del mundo, la cotización en bolsa de las acciones de la compañía permanece suspendida hasta nuevo aviso.

Hui, un hombre que proviene del campo y la pobreza, desarrolló una exitosa y meteórica carrera empresarial. Hijo de un leñador, perdió a su madre cuando tenía ocho meses y fue criado por su padre y su abuela, que vendía vinagre casero.

En un discurso de 2017, Hui contó que durante su infancia se alimentó principalmente de boniato (camote) y pan.

"En aquella época, mi mayor deseo era salir del campo, encontrar un trabajo y poder comer mejor", reveló el empresario.

En su juventud, Hui trabajó en una empresa de acero en el sur de China, en la que fue ascendiendo hasta convertirse en gerente general de la planta.

En 1992 dejó su trabajo y se mudó a Shenzhen -el pueblo de pescadores vecino a Hong Kong que acabó convirtiéndose en el "Silicon Valley chino"- a probar suerte como vendedor en un conglomerado de acero y poco a poco fue desarrollando su carrera en una empresa estatal.

Era el mismo año en que Deng Xiaoping (promotor de las reformas pro-mercado que le hicieron recibir el apodo de el "arquitecto de la China moderna") visitó Shenzhen, impulsando el espíritu emprendedor en la que sería la primera ciudad con una zona económica especial del país.

Fue así como en 1996 Hui fundó, en Shenzhen, Evergrande, una compañía dedicada a la construcción masiva de viviendas. Tal fue el éxito de la inmobiliaria que en 2008 la firma salió a bolsa en Hong Kong y en 2017 el magnate inmobiliario se convirtió en el hombre más rico de China, según la revista Forbes.

En el camino, Hui amplió sus inversiones a otros sectores. Compró un equipo de fútbol (el Guangzhou Evergrande) e invirtió en vehículos eléctricos, agua embotellada, turismo y otras industrias.

Pero el empresario no sólo se hizo famoso en el país por su fortuna, sino también por llevar un estilo de vida ostentoso.

La prensa local lo caracteriza como el representante de una nueva generación de empresarios chinos que, a diferencia de sus antecesores, no tenía problemas en mostrar su riqueza.

"Todo lo de Evergrande viene dado por el Partido, el Estado y la sociedad", repetía Hui Ka Yan.

Hui ha sido miembro del Partido Comunista de China durante más de tres décadas y no ha perdido oportunidades para expresar su lealtad política.

"Sin la reforma y la apertura del país, Evergrande no sería lo que es hoy", destacó el empresario hace unos años.

En 2008, fue elegido para participar en la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh ), un grupo de élite compuesto por funcionarios gubernamentales y los representantes más importantes del mundo empresarial.

Miembro del comité permanente 300 miembros de la CCPPCh desde 2013, Hui cultivó una, para algunos, demasiado cercana relación con el gobierno, un vínculo clave que le habría permitido ascender en medio del boom inmobiliario que vivió China.

Fundada en 1996, Evergrande impulsó su crecimiento a través de un gran endeudamiento. No en vano a Hui lo llamaban el "rey de las deudas".

Cuando la empresa incumplió sus compromisos comerciales en 2021, provocó gran conmoción en los mercados financieros mundiales, ya que el sector inmobiliario representa casi una cuarta parte de la economía de China.

Rápidamente se transformó en un ícono de la profunda crisis crisis inmobiliaria que amenaza a la economía china.

Con una gigantesca deuda sobre su espalda, la empresa ha estado tratando de recaudar efectivo a través de la venta de activos y acciones para pagar a proveedores y acreedores.

Aunque les debe dinero a prestamistas fuera del país, la mayor parte de la deuda de Evergrande está en manos de ciudadanos comunes chinos, muchos de los cuales han invertido en casas que no han sido terminadas.

La empresa está siendo administrada por un "comité de gestión de riesgos" dominado por funcionarios estatales que intentan evitar un colapso total a través de un plan de reestructuración.

Si este fracasa y Evergrande es incapaz de llegar a un nuevo acuerdo con sus acreedores, podría enfrentarse al fin de todas sus operaciones.

or ahora, el control policial bajo el que se encuentra Hui, quien por ahora sigue siendo presidente de Evergrande, no ha hecho sino alimentar los temores de que la reestructuración de la firma no funcione y su quiebra termine siendo inevitable, dejando un tendal de gente estafada.

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