En 2022 la inflación local en alimentos promedió el 5,7% mensual, mientras que en una muestra de 10 países de Latinoamérica (LATAM) se ubicó en el 1,0%.

La inflación local fue 5,7 veces superior a la inflación de la región. En el arranque del 2023, la inflación local se ubicó en el 6,8%, mientras que la región marcó un 0,9%.

En este primer mes del año la brecha de tasas se incrementó, siendo la inflación local 7,7 veces más alta que la de la región; esta diferencia de niveles se hace más llamativa cuando se compara con algunos países, por caso llega a 13,0 veces si se mide contra Brasil, 10,1 veces contra Perú y a 9,3 veces en relación a Bolivia.

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Una segunda observación relevante, tan o más preocupante que la anterior, tiene que ver con lo que implica el índice de inflación del último mes en términos dinámicos.

Mientras que se observa una leve disminución en la inflación en alimentos en LATAM, que se extiende prácticamente a todos los países (con excepción de Colombia y Uruguay), no se verifica lo mismo en el caso argentino donde se ha producido una importante aceleración de la misma.

En efecto, como se mencionase, en LATAM la inflación promedió el 1,0% mensual en el 2022, descendiendo levemente al 0,9% en enero de 2023, es decir, de una tasa anualizada que estaba cerca del 13% se ha pasado a una tasa del 11%; por el contrario, en Argentina la tasa media ha subido del 5,7% al 6,8% mensual, de una tasa anualizada del 94,5% a otra del 120,2%.

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En el control de la inflación en alimentos que se observa en LATAM, además de los esfuerzos en materia de política fiscal y monetaria que pueden estar haciendo los gobiernos, seguramente están contribuyendo la gran estabilidad de varias de las monedas de la región (con revalorización nominal en la mayoría de los casos) y la deflación de precios internacionales de materias primas agrícolas y productos alimenticios básicos, que arrancó en abril de 2022 y acumula desde entonces una baja del 17,2%.