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EcologíaArgentina17 de Enero

Huella de carbono: CREA se encamina hacia la carbono neutralidad

Las empresas pueden reducir o compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Cómo medir la huella de carbono y reducir el impacto sobre el ambiente.

 

La huella de carbono es una métrica ambiental que calcula la totalidad de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que producen las actividades cotidianas del ser humano. Todas nuestras acciones dejan una huella en el ambiente. Cada vez que viajamos en auto, adquirimos un producto que viene en un envase plástico o consumimos energía eléctrica, al utilizar, por ejemplo, un lavarropas, dejamos atrás una estela de gases que se acumulan en la atmósfera y son la causa del calentamiento global, cuyas consecuencias ya estamos experimentando.

Tal como advierte la Organización de las Naciones Unidas en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible: "si no las neutralizamos a tiempo, nos espera un mundo inhóspito a la vuelta de la esquina".

Con el cálculo de la huella de carbono se busca generar conciencia y desarrollar un comportamiento más sostenible y amigable con el ambiente. Conocer este dato es importante para tomar medidas y poner en marcha iniciativas tendientes a reducir las emisiones al máximo.

 

La huella de carbono en las organizaciones

Al igual que las personas, las entidades realizan actividades que producen gases de efecto invernadero, tal como ocurre, por ejemplo, con el uso del transporte o con el consumo energético. La huella de carbono corporativa mide las emisiones de las empresas y su alcance.

Sin embargo, las empresas tienen la posibilidad de reducir o compensar su huella de carbono. ¿Cómo lo hacen? Consumiendo energías renovables, realizando campañas de sensibilización o invirtiendo en proyectos medioambientales, entre otras acciones.

Con este horizonte, en 2020 las autoridades de CREA decidieron comenzar a medir la huella de carbono de la organización bajo la premisa de “Aprender haciendo”. Así fue como en 2021 se efectuó la primera determinación en la sede central correspondiente a 2019, y se conformó un equipo integrado por diversos colaboradores (squad Huella de Carbono) que sería el encargado de su seguimiento.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue clave en este proceso: brindó información para empezar a trabajar y también la “calculadora”, una aplicación donde se consignarían los datos de las distintas emisiones: combustión fija, combustión móvil y emisiones fugitivas; electricidad; logística de productos, viajes de personas y disposición de los residuos.

La información surgió de los datos brindados por las distintas unidades organizativas, de la revisión de facturas de servicios y proveedores, y de la estimación de los traslados del equipo.

En 2022 se determinaron los alcances de la huella de carbono de 2019, 2020 y 2021. Además, se decidió avanzar en su compensación y en la generación de acciones de concientización respecto de la huella de carbono generada en el Congreso CREA 2022, un evento de alcance nacional que, en septiembre de ese año reunió a gran parte del Movimiento en La Rural de Palermo.

Luego, en 2023 se calculó la huella de carbono de 2022 y se confeccionó un análisis de las emisiones y comparativa con años anteriores. También se desarrollaron diversas acciones de concientización en la sede central.

 

Congreso Lechero

En junio de 2023 se realizó el Congreso Lechero, un evento de carácter nacional que reunió a la comunidad tambera argentina a lo largo de una jornada y media en la ciudad de Rosario, Santa Fe.

En ese encuentro se propuso efectuar una compensación de carbono para mitigar las emisiones generadas. De este modo, aun cuando sabíamos que no sería posible evitarlas por completo se decidió contribuir a la mitigación del cambio climático.

Las regiones CREA lecheras que participaron del evento (Córdoba Norte, Centro, Oeste, Oeste Arenoso, Este, Santa Fe Centro, Litoral Sur, Mar y Sierras, Semiárida y Sudoeste) se comprometieron a plantar al menos 20 árboles –en escuelas, plazas, o bien, en los propios establecimientos agropecuarios- priorizando la elección de ejemplares nativos de cada zona.

Al momento, las regiones Litoral Sur, Mar y Sierras y Sudoeste han cumplido ampliamente el objetivo propuesto, mientras que las demás se comprometieron a concretarlo en 2024. Litoral Sur plantó 20 lapachos rosados en la Escuela Agrotécnica N° 83 Martín Fierro donados por viveros forestales; en Mar y Sierras la Escuela de Granja Ramón Santamarina incorporó 20 álamos provistos por el vivero El Cerrito, mientras que la región Sudoeste plantó 120 ejemplares de acacias, algarrobos y cinacinas (espinillo) en el tambo El Cacique, brindados por el vivero forestal municipal Argerich.

Es importante destacar que, si bien no se trata de una solución definitiva, es una herramienta útil en la transición hacia una economía baja en carbono. Además, es una forma efectiva de generar conciencia sobre el impacto ambiental de nuestras acciones y fomentar un cambio hacia prácticas más sostenibles.

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