La incertidumbre sobre el precio del dólar, libre o regulado, y la posibilidad de liberación de divisas, por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA), para el pago de las importaciones, son elementos que generaron dudas  en el sector comercial.

Pero, a poco de empezar a caminar la nueva gestión de la ministra Silvina Batakis, fueron relajándose las medidas de defensa propia de los distribuidores y aparecieron las negociaciones con horizonte de corto plazo.

En el rubro de venta de electrodomésticos, uno de los castigados por la coyuntura económica de los últimos días y donde el producto o los componentes de fabricación son importados, las noticias empezaron a ser mejores a mediados de esta semana.

Una alta fuente del sector le explicó a ADNempresario que “los fabricantes de televisión ya confirmaron que por estas horas, o a más tardar antes del fin de semana, vuelven a salir a la venta”. En cuanto a los precios “habrá un traslado del porcentaje inflacionario de junio, que rondaría el 5% a 6%”.

Los metalúrgicos siguen produciendo. “Calefactores y cocinas y aumentaron 5% mientras que en el caso de las heladeras hay un poco más de demoras por parte de los proveedores”, indicó.

Para el sector de los colchones nada parece haber pasado. Incluso porque no se registraron incrementos en los precios.

En cambio, la situación es “más compleja en las notebook”, ya que “no están pudiendo realizarse giros de dólares al exterior, para poder ingresar los productos o componentes al país”.

La realidad de los celulares es menos problemática y “antes del fin de semana volverían a venderse”, con “aumentos que solo reflejarían el arrastre inflacionario de junio”. Es decir, entre el 5% y 6%.

Ferreterías con más faltantes

En este sector gran parte de las empresas también han asumido una acción proactiva con respecto a lo que implica la comercialización. Una importante fuente institucional dio información precisa a este medio, acerca de cómo está desarrollándose la actividad en estos momentos.

Por supuesto que, en casi todos los casos, se cubren de la inflación con aumentos mensuales de que van del 10% hasta el 20%. Algunos porque modifican sus listas de precios de manera bimestral. Eso depende mucho de la estrategia de cada uno de los players.

Aunque los importadores la tienen un poco más complicada que los distribuidores nacionales. Pero admiten que hay mucha especulación, dado que hasta la semana próxima no se sabrá cómo reaccionará la actividad.

Una realidad es ese nicho, el de los importadores, es el temor a no poder reponer el stock como ocurriría en tiempos normales. Fundamentalmente por la autorización del BCRA a la hora de liberar los dólares para girar a proveedores afuera del país.

La otra cuestión que también afecta, derivada de la primera, es en la industria. Los fabricantes argentinos, que usan materia prima importada, no saben cuándo van a poder traerla para continuar la actividad.

Si bien es verdad que no hay una orden de "no importar" también es cierto que la incertidumbre se apodera de las personas. Y en eso aparecen diferentes medidas de precaución ante las dudas.

Una variable es la de venderle a clientes habituales, confiables y con conocimiento de la cuenta corriente. Para ese tipo de relaciones hay ventas, pero no para los que aparecen de manera esporádica, queriendo comprar de forma especulativa.

Aunque al final de la historia todos saben que para los próximos días habrán disipado las neblinas que no dejan ver el camino, y puede que algunos de los que aumentaron de más tengan que retroceder para no perder mercado, o que los que subieron poco deban aumentar para no quedar descalzados en los precios.

En un gran juego de interrogantes lo que se impone es el criterio de prudencia. Da la sensación de que nadie quiere excederse en los valores y que la mayoría apuesta a que pronto se solucione la cuestión de fondo: la incertidumbre que genera inestabilidad.