Justo cuando el contexto internacional empieza a hacerle una mueca a las necesidades argentinas de lograr mejorar los ingresos de divisas por la vía de las exportaciones, el Gobierno y el campo se enredan en un nuevo conflicto.

La consecuencia es el cese de comercialización por 72 horas, lo que implica una reducción en el ingreso de dólares. A pesar de que los productores sufrirán las consecuencias de no vender, ésta no es determinante porque la cantidad a comercializar puede demorarse unas horas pero no perderse. Lo mismo piensan en el Gobierno: lo que no se vende el lunes se puede ofrecer el jueves, aseguran.

El problema es de fondo, no de formas. Si cada vez que un mercado reacciona positivamente los precios internos van a aumentar, estamos "al horno". Y si cada vez que ese mismo mercado se muestra demandante se va a impedir la comercialización del producto para que no haya incremento en el mercado interno, también "estamos al horno".

Decididamente hace falta una solución al respecto. Es de los estadistas la responsabilidad de poner en caja esta situación. Pero debe ser con orden y comprensión general.

Matías Frati - Director
ADNEmpresario