Por Matías FratiArgentina08 de Diciembre
La otra deuda: pobreza, números que no ceden
Que el Observatorio de la Deuda Social de la UCA haya emitido un informe donde la pobreza baja 0,9% en un año, es poco. Es un tibio reflejo de que las cosas siguen mal, aunque un poquito menos mal. Muy poquito.
43,8% de los argentinos es pobre. Más de 18 millones de personas.
64,9% de los jóvenes hasta 17 años son pobres. Dramático: 2 de cada 3 viven en la pobreza. Desde recién nacidos hasta adolescentes.
El año pasado, cuando todo esto parecía que era por culpa de la pandemia -y en cierta forma lo era-, la pobreza en la Argentina marcaba el 44,7% en la misma tabla histórica.
Otro elemento para mirar: la indigencia, personas que no alcanzan ni siquiera a la canasta básica, es del 8,8%. Y en la UCA creen que si no hubiese existido durante 2020 la formidable política de asistencia a través de los IFE, hoy el dato sería 10 puntos más. O sea, un 18% de indigentes.
Un año después y tras el anuncio de que la Argentina crecerá un 10% en 2021, eso no se refleja en la realidad de la gente. ¿Por qué? Tan solo porque ese crecimiento de 10% que el Gobierno exhibe en realidad no es crecimiento, sino rebote. Tan solo es volver a tener los estándares previos a una caída brutal de 11 puntos del PBI como se dio el año pasado. Entonces, apenas alcanza para “rescatar” a menos gente de la deseada.
Lo que empobrece es la inflación
Con ir al supermercado, hacer los mandados en el barrio o pasar por la farmacia alcanza para ver que los precios están en una "movilidad ascendente" permanente.
La inflación empobrece a la gente. El hecho de no saber cuánto vas a necesitar para vivir entre un mes y otro pero tener como certeza que el salario va a ser el mismo en términos nominales, esconde una mala noticia: el sueldo va a rendir menos en términos reales por el efecto de la inflación.
Muchas familias argentinas recortaron todo lo que pudieron. Donde había televisión por cable buscaron un servicio más económico. En donde había telefonía fija y celular dieron de baja a la primera. Si hay vehículo algunos trataron de convertirlo a GNC y otros de usarlo lo menos posible. Si se puede evitar el colectivo se va caminando o en bicicleta. Gimnasios, piletas, deportes, fueron dándose de baja en muchos presupuestos familiares.
¿Y por qué? ¿Acaso la gente no trabaja para tener la vida que quiere? Si hay esfuerzo no es justo que no haya recompensa o disfrute. Pero ocurre.
Argentina mantiene una enorme deuda con su gente. Con los que menos tienen porque no les brinda oportunidades para salir de ese contexto de pobreza. Y con los que tienen un poco más porque los condena a tener menos, vía impuestos reales legislados o vía impuestos indirectos como la inflación.
La deuda que más afecta al país no es la deuda con el Fondo Monetario Internacional, la cual es necesario resolver para no caer en un contexto de paria en el mundo. La verdadera deuda con dolor es la pobreza. Y en los últimos veinte años ninguno de los gobiernos que estuvo en el poder resolvió.
Matías Frati – Director
ADNempresario
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