De manera imprescindible es importante que emerjan nuevos referentes. Pero de una forma no tradicional y más sana. Es decir, que los nuevos líderes sean diferentes de los actuales. En todo sentido.

Necesitamos personas que provengan de la actividad académica, profesional, particular y hasta si se quiere pública, pero que reúnan, primero, una condición necesaria: honestidad.

En algunos países a estos intentos le han llamado "ficha limpia". No se si es el término para aplicar aquí, lo que sí es puntual es que esos nuevos referentes tienen que poder ser sinónimos de ejemplaridad. Porque no se puede pretender enseñar tenis cuando no se sabe jugar al tenis. Lo mismo ocurre con el manejo de la cosa pública, lo más delicado y por lo que debe velar una sociedad.

Tal vez sea tiempo de que esas personas honestas se decidan a involucrarse más. El problema es que, como lo que prevalece es el sistema de partidos políticos, se hace imposible que una persona honesta pueda transitar la llamada "carrera política" porque las fuerzas propias del sistema la expulsaran.

Pese a todo ello, necesitamos tener esperanza. Confiar en que puede revertirse este presente de decadencia institucional y carencia de liderazgos positivos. Porque para liderar no hace falta pegar cuatro gritos o insultar. Moisés era tartamudo, pero lideró al pueblo hebrero durante 40 años en el desierto hasta llegar a la tierra prometida que Dios le había indicado. Sí es importante la ejemplaridad. Y esto es lo que no pueden exhibir los referentes de la clase política argentina. Lamentablemente.

Matías Frati – Director
ADNEmpresario