Por Jorge VasconcelosArgentina26 de Mayo
Emisión más indexación; ¿qué puede fallar en materia de inflación?
El déficit fiscal no se está reduciendo de forma consistente, lo que arroja dudas sobre el cumplimiento de esa meta. El gasto público en marzo subió 20 puntos porcentuales por encima de los ingresos genuinos, en parte por el hecho que los subsidios, en lugar de achicarse este año en términos del PIB, se estarían incrementando en 0,8 puntos del PIB. En lo que va del segundo trimestre, la emisión de origen fiscal acumula 659 mil millones de pesos.
El pago de intereses de los pasivos remunerados del BCRA es un factor autónomo de expansión monetaria, que este año podría acercarse a triplicar el monto de las transferencias al Tesoro, ya que las tasas de interés con las que se remuneran las Leliq y los pases están en trayectoria ascendente en términos nominales. En lo que va de 2022, los pagos de intereses acumulan una cifra de 583 mil millones de pesos, por lo que en el primer semestre se estarán acercando a los 790 mil millones de pesos.
Dado que los excesos fiscales y monetarios tienen repercusión negativa en el flanco del sector externo, no sorprende el hecho que las compras netas de divisas en el mercado por parte del BCRA acumulan en lo que va del año apenas 646 millones de dólares, pese al súper precio de la soja y del resto de commodities.
Como referencia, en igual período de 2021 el saldo positivo acumulado en compras netas de divisas llegaba a los 3,7 mil millones de dólares.
La aceleración inflacionaria del último período refleja no sólo la presión existente del lado de los fundamentos fiscales y monetarias, es también una señal de alerta por el repudio incipiente a los pesos. En términos reales, los argentinos mantuvimos casi un 20% más “plata en el bolsillo” en 2020 que en 2019. Sin embargo, el 2022 apunta a parecerse al 2019 en cuanto al volumen del circulante en poder del público (en términos reales).
Desde fin de 2018 se ha acumulado una “inflación reprimida” cercana al 21,0%. Esta brecha surge de constatar que desde diciembre de aquel año el Índice de Precios al Consumidor ha subido 267 %, a un ritmo mensual de 3,4 %; pero el mix de salarios, tipo de cambio y tarifas (con sus respectivas ponderaciones) lo ha hecho a un ritmo de 3,0 % mensual, acumulando un incremento de 221 %.
Es posible que los índices de mayo y junio sean inferiores a los de marzo y abril. Pero, sin cambios significativos de política, un piso de inflación de entre 4,5 % y 5,0 % para los próximos meses parece ganar cada vez mayor consenso.
Columnista Invitado – Jorge Vasconcello
Editorialista y Coordinador del IERAL – Fundación Mediterránea
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