Por Eugenio MaríArgentina14 de Enero
Alta inflación a pesar de congelamiento de tarifas, atraso cambiario y controles de precios en Argentina
Lo que estamos viendo es que la inflación en Argentina tiene pisos y picos cada vez más altos. La presidencia de Nestor Kirchner tuvo una inflación promedio de 10%. Durante la primera presidencia de Cristina Fernandez el promedio fue del 23%. En su segunda presidencia 28%. Con Macri el alza promedio fue de 38%, aunque hay que decir que parte de esta suba se debió a la inflación reprimida entre 2011 y 2015. Y, ahora, Alberto Fernandez anota una inflación promedio de más de 45%.
Lo más preocupante es que esto se da en el marco del congelamiento de tarifas, el atraso cambiario y los controles de precios. En diciembre los precios regulados subieron 1,7% mientras que la inflación núcleo fue de 4,4% (anualizada 67%).
Esto no es sostenible en el tiempo. Se siguen acumulando atrasos de precios relativos que tarde o temprano deberá equilibrarse y tendrá un impacto en la inflación futura. Pero no es simplemente que estamos trasladando inflación hoy a inflación mañana, sino que en el camino estas regulaciones e intervenciones generan distorsiones que afectan la inversión, la producción y el empleo.
Qué pasará con la inflación en 2022 dependerá mas que nada de la política fiscal. Si la monetización del déficit fiscal continúa entonces el Banco Central deberá seguir emitiendo sin respaldo en la demanda de dinero. Podrá esterilizar la emisión, incluso pagando tasas cada vez más altas, pero no bajará la inflación. ¿Por qué? Porque bajo las condiciones actuales la esterilización simplemente se traduce en expectativas de inflación futuras, lo que golpea aún más la demanda de dinero.
El acuerdo con el FMI no cambiaría demasiado el escenario ya que es algo que se está dando por descontado antes de la fecha límite de marzo. Si habría un impacto si el acuerdo incorporara algo novedosamente favorable para Argentina (lo que es poco probable).
En cambio, tal vez lo más importante a mirar sean los movimientos en las tasas de interés internacionales a medida que la inflación vuelve a ser un tema en el mundo. Si empiezan a subir más rápido de lo esperado entonces habrá un impacto sobre el precio de los commodities, sobre los niveles de actividad internacionales y debilitaría las monedas de países emergentes como Argentina. Un escenario como este aceleraría aún más nuestro proceso inflacionario.
El camino para empezar a solucionar el problema inflacionario es conseguir un Banco Central realmente independiente, y esto es imposible con el déficit fiscal actual.
Columnista Invitado - Eugenio Marí
Economista Jefe en Libertad y Progreso
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